miércoles, 7 de noviembre de 2007

ESENCIAS

La Piedra.

El distraído tropezó con ella.

El violento la utilizó como proyectil.

El emprendedor la usó para construir.

El campesino, cansado, la transformó en una silla y se sentó.

Para los niños, fue un juguete.

León Felipe la poetizó.

David mató con ella a Goliat.

Y Miguel Ángel la transformó en la más bella de las esculturas.

La diferencia no radica en la piedra, sino en el hombre.

Autor: Anónimo.

Libro: Historias que hacen bien.

Esto se podría relacionar con el filósofo Aristóteles, ya que éste decía que todo se define por su esencia y que a su vez, todo tiene una determinada realidad y capacidad o posibilidad de ser otra cosa. Es decir, introduce el concepto de acto y potencia para poder explicar los motivos del por qué un bebe llega a ser hombre y no un árbol, y viceversa, por qué una semilla logra ser árbol y no un hombre.

A mi criterio, esta poesía es un magnífico ejemplo de lo que quiso decir Aristóteles tiempo atrás, debido a que al finalizar la lectura de la misma se logra llegar a la conclusión de que depende de cada uno, y de la esencia de la que nos valemos, poder transformar o no esa piedra en lo que deseamos. También entra en juego la potencialidad de los seres humanos para lograr sus objetivos, es decir, entra en juego su capacidad y posibilidad de transformar esa piedra en una escultura, juguete o proyectil.

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